martes, 4 de septiembre de 2007

La fragmentación de los esquemas referenciales

Párrafo extraído de la Conferencia Pública del 22 de noviembre de 1999 en la Universidad Luis Amigó, Medellin, Colombia, titulada: "La Psicología Social al fin del Milenio" de la LIC. GLADYS ADAMSON (gadamson@arnet.com.ar). Coordinadora del Área de Psicología Social de la Universidad CAECE; Directora de la “Escuela de Psicología Social del Sur – Quilmes”; Presidenta de EPSISUR Asociación Civil y Asesora Internacional de la “Universidad Luis Amigó” de Colombia para la Carrera de Psicología Social.



Enrique Pichón Riviere en relación al sujeto moderno plantea una aseveración contundente. Dice “no hay nada en él que no sea la resultante de la interacción entre individuos, grupos y clases” (1) o sea que visualiza a la subjetividad conformándose a partir de complejas tramas vinculares que él distingue en ámbitos (individuales, grupales, institucionales y comunitarios). Este heterogéneo proceso de socialización da lugar en la subjetividad a la asunción de determinados modelos de pensar, sentir y hacer en el mundo que E. Pichón Riviere engloba en el termino de esquema referencial. El esquema referencial es esa estructura subjetiva que contiene esquemas mentales de percibir, valorar, organizar y sentir la realidad y esquemas de acción (y corporales) que permiten operar con el mundo y enfrentar sus problemáticas.


Pichón Riviere en 1966 llamaba la atención desde su columna semanal en la Revista “Primera Plana” (2) que la modernización traía aparejada una fragmentación de los esquemas referenciales. Utilizó la metáfora del Parque de diversiones para dar cuenta de la diversidad de referentes que ofrece la sociedad y que promueve en el individuo lo que Durkheim denominó “anomia”: la perdida de valores. Para E. Pichón Riviere la ausencia de un claro posicionamiento social promueve un desdibujamiento de la propia identidad. Ello produce ese cuestionamiento angustiante “No sé quién soy ni dónde estoy”


La fragmentación del esquema referencial, produce incertidumbre, angustia, perdida de identidad. Se pierden las claves de interpretación de la realidad. Y esto afecta en mucho mayor grado a los sectores de menores recursos. Menores recursos no solo económicos, sino de estímulos intelectuales, de información, de recursos de legitimidad de sus derechos etc. Esta fragmentación tiene un peligro que le es inherente. El sujeto en situación de incertidumbre, de angustia tienden a tomar medidas extremas, autoritarias. Tiende además a descreer de la tolerancia, la libertad, en síntesis, de la democracia.


La fragmentación de los esquemas referenciales produce un sentimiento de desamparo y horfandad. Se pierde la capacidad de compartir una significación de la realidad. No se visualiza cómo pueden articularse los proyectos individuales y los colectivos o sociales. Todo ello refuerza el encierro y la anomia.


Como expresión de la fragmentación del esquema referencial me parece apropiado recordar la canción de María Elena Walsh: En el país de nomeacuerdo:

En el país de nomeacuerdo/ doy tres pasitos y me pierdo/ un pasito para allí/ no recuerdo si lo di/ un pasito para allá/ Ay que miedo que me da// En el país de nomeacuerdo/ doy tres pasitos y me pierdo/ un pasito para atrás/ y no doy ninguno mas/ porque ya ya me olvide/ donde puse el otro pie.


(1) V. Zito Lema: “Conversaciones con Enrique Pichon Riviere” Timerman Editores.

Argentina 1976.

(2) E. Pichon Riviere: “Psicología de la vida cotidiana” Editorial Nueva Visión.1985